domingo, 28 de marzo de 2010

Fideos con leches

Fideos con leches
Recién terminaba de llover y yo de cenar, y, como siempre pasa en este puto pueblo, se cortó la luz. En verano son normales estas lluvias intensas, que no refrescan, y que dejan una humedad dificil de tolerar, todo parece un pegote. Abro la puerta del patio y la luna asomaba interrumpidamente entre nubes muy densas. Escucho el celular: Hola Maxi, si estoy en casa...como? si vení, no hay problema. Y viniste. Empapado, donde te agarró? no te pudiste proteger? Y ahí sentí el primer escozor, cuando vi el contorno de tu pecho a contraluz, lo sentí en el estomago. Estabas agitado, algo ansioso.  Tomá otra camisa y secate un poco, y como mostrandote la humedad deslicé mi mano por tu hombro, e inesperadamente, la tomaste y apoyaste en tu pecho. Sentí tu corazón galopar. Me miraste fijo y llevaste mi mano hacia lo que te estaba causando tanta impaciencia, aquello que no podias ni disimular y que lo encontré erecto y duro. Ya el escozor en mi estómago se había transformado en nervios. Era la primera vez que estabamos en una situación semejante. No quería mostrarme como putito. Me corria una gota de transpiración por la espalda que cuando llegó a la cola me provocó mi segundo escozor. Si no soltaba la verga era imposible dar una imágen de puritano, pero allí estaba mi mano, como pegada a tu tronco. Sacate todo, dijiste. Estas loco? Veni, subite a esta mesa, corrió los platos de mi cena y de repente estaba yo, acuclillado, con la cola sobresaliendo los límites de la mesa y mis huevos sobre unos fideos con aceite. Que hermoso reflejo de luna sobre ese culo! exclamaste y sin más, hambriento, devoraste. Cuando sentí tu agitación no pude rechazar aquel palo que venia de entre tus piernas. Que virilidad, cuanta sangre regaba esa lanza. Llenaste mi interior, raspaste una y otra vez mis bordes, empujaste hasta donde los huevos ya no podian entrar. Tu pija caliente dentro mio y los fideos aceitosos y frios en mis huevos, me dieron una idea: tomá, lubricame y como acatando, tomaste la botella de aceite y la goteaste sobre mi espalda. Cuando por fín llegó a destino, sentí un alivio, mi ano necesitaba eso, y comezamos a producir un sonido particular producto de nuestro acoplamiento y el aceite. Noté que aquello te exitaba asombrosamente. Me apretaste por la cintura para que no se escape la presa en el momento preciso y vaciaste tus leches en borbotones, entre gemidos y sacudones, sentí tu verga como escupia. Lentamente, tu pija se fue achicando, lentamente me soltaste, y lentamente me di cuenta que no todo habia finalizado. Me volcaste sobre la mesa, sobre los platos, los fideos, pusiste mis piernas en tus hombros y entraste nuevamente por mi exhausto orificio para darme duro nuevamente. Nada podia hacer, nada debía hacer, solo mirarte, como la luna te enfocaba, solo sentirte, como tu locura te enterraba en mi, como golpeaban tus huevos mis nalgas, como buscaban esos roces exitar aquella cabeza y entregar esos caldos pegajosos. Hasta que tocaste mágicamente mi próstata, con la punta de tu pija y desataste una furia de contracciones anales que te obligaron a darme toda tu leche. Te apreté la pija y casi se te paraliza el corazón, solté y volví a morder con el ano esa tremenda pijota varias veces, hasta que cerré el esfinter con todas mis fuerzas y con instinto asesino te estrangulé, casi asfixiado no te movias, y cuando por fin la sacaste el alivio volvió a tu rostro. Como pude traté de incorporarme. Estaba transpirado, aceitado y con un fideo con tus leches que asomaba de mi culo. Cuando volvió la luz ya me habia duchado. Me disponia a limpiar el campo de batalla y te pregunté como se te habia ocurrido que yo pudiera...No lo pensé, lo hice porque siempre me resultaste tan comprensivo, tan educado, tan...pasivo, que quise mostrarte cuanto me calienta verte. Pero...jamás te di... Si, me diste, me diste la posibilidad de masturbarme con la idea varias veces, me diste el deseo del macho que quiere poseer a otro, penetrarlo, gozarlo, acabarle adentro, someterlo, y si dejas de moverte y te sentas acá puedo nuevamente darte a coger fideos con leches.