martes, 29 de junio de 2010

You can leave your ribbon on

Admirador de mis dotes "culi...narias", compañero de trabajo y de cama, Rodrigo me pidió un favor.
Cuando me lo propuso le pregunté si estaba loco.
Pero la idea me persiguió en dias siguientes.
Dudando le pedí detalles, cuantos son? es seguro?
Con más intriga que convicción accedí a ser el regalo de cumpleaños de un amigo suyo.
No soy profesional pero soy aventurero.
No lo hago por dinero sino por placer.
No tengo escrúpulos, ya lo sé.
Cerraron un bar y los encontré jugando billar. Me presenté y ninguno se dio por aludido, asi que calladito busqué la barra y pedí un trago. Entre cigarros, whiskies y risas terminaron su juego. Todos a la barra y yo para la mesa.
Suponiendo que no se habian dado cuenta del motivo de mi presencia decidí mostrarme de acuerdo a lo convenido con Rodri. Subí a la mesa, desnudé mi humanidad y vestí mis huevos con una cinta rosa.


Sobre una mesa de billar, con un moño de regalo atado a mis bolas, apoyado en mis palmas y rodillas, la luz acentuando mi dorso, mostrando una hendidura que desde la nuca recorre la espalda hasta el hueso saliente que anuncia una de las partes más interesante de mi anatomia, donde las miradas de ambos sexos coinciden, donde la redondez esconde lo tan ansiado, el calor. Así, con un moño atado a mis bolas, con la mirada sorprendida de aquellos parroquianos, con mi mirada puesta en ese muchachote, quien sentado un poco más allá, me distrae con la mano dentro de su bragueta, con música funky de fondo y tres hombres que ya estaban a mi alrededor. Así, con un moño atado a mis bolas, sentí la primer mano abriendo mis nalgas, la mano de un desconocido, que conocia muy bien lo que hacia, se mostraba seguro, un chirlo...con maestria. Así, con un moño atado a mis bolas, incrustó un lenguetazo certero abriendo mis carnes.


Su aliento caluroso, su saliva abundante, su apetito voraz. Por entre mis piernas pude ver, mientras me cogia con la lengua, como se masajeaba la verga. Así, con un moño atado a mis bolas, comenzaron los demás a acariciarme, menos aquel que continuaba con su mano masajeandose. Así, con un moño atado a mis bolas, me di cuenta que aquella lengua ya no me dejaba pensar, y estaba lanzado a mis sentidos, al contacto con la piel, y te descubrí ya dentro mio cuando nunca sentí la invasión. Así, con un moño atado a mis bolas, una verga en el culo, y dos en mi boca te vi impasible y a distancia, con tu mano dentro de la bragueta.


Así, con un moño atado a mis bolas, sentí como acababas a borbotones y sin pausa eras reemplazado por otra estaca más gruesa y áspera, más gorda y pesada, más notable, más fogoza, seguramente más joven, más activa, con más insistencia y violencia, con más estocadas veloces, abriendose paso más y más, concentrando mi atención más y más, provocando la caida de abundante baba de mi culo, producto de la leche batida del anterior okupa.


Así, con un moño atado a mis bolas, dejaste paso a tu compañero, no sin antes vaciar tu contenido en mi interior. Así, con un moño atado a mis bolas, y mi ano abierto a tal punto de mostrar sus rojas carnes provocadoras, para locura de tu roja cabezota, que tan bien habia atendido en mi boca a la espera de su turno.


Así, con un moño atado a mis bolas, noté la dificultad de meter semejante cabeza y tu desesperación por lograrlo, noté la impericia, el nerviosismo. Toda tu sangre se acumulaba allí, todas tus ansias también, toda tu concentración. Me relajé, tomé tu pijota con mi diestra y la conduje a mi puerta, presioné con ella hasta meter la punta, te sentia desesperado, me dije, va a acabar en cualquier momento, y así fue, sin esperar a meterla, sin más tiempo para perder te rendiste en el medio de la lucha y vaciaste prematuramente tu calentura. Algo noté que me corria por la entrepierna cuando llamó mi atención aquel muchachote a la distancia. Se paró, se acercó a la mesa, sacó un enorme pedazo de carne de su bragueta y me lo puso en la boca. Tenia gusto a semen, el muy hijo de puta ya habia acabado, pero no resistí, se la chupé, la succioné, le puse las venas al rojo vivo. Así, con un moño atado a mis bolas, giró, y sin subirse a la mesa, tomó aquel moño y jaló de él hasta ubicarme en el borde , sin soltar el moño llevó mis huevos a su boca y se los comió, verdad, los devoró, los metió en su bocaza y con la lengua los revolvia, los separaba, succionaba-aplastaba, y vuelta a separarlos con la lengua, el dolor-placer era tan intenso que gemia descontrolado. Así, con un moño atado a mis bolas, tiró de la cinta, me quitó el moño y ahí entendí que él era el agasajado, que sólo él podia quitar el moño. Asi que puse todas mis ganas para acogerlo, ya me había predispuesto de tal forma con la sobada de huevos que no podia demorarlo más, esta vez era yo quien lo necesitaba,


lo queria adentro, lo deseaba arriba, moria por que me cogiera, mi ano todavia eyaculaba leche cuando apoyó la puntita y le correspondí mordiendola, empujó suavemente y me acomodé para recibirle, metió hasta la mitad y rozó mi próstata,


y ahí sí comencé a moverme para alante y para tras, llevandome su piel con cada movimiento, estirandola, estrujandola, para alante y para tras, mordiendo de vez en cuando con el esfinter a la altura del surco del glande, decidido a tomarlo todo, empujé mi cola devorando la totalidad del tronco y ahí me detuve, que placer, que calentura tan magnífica, la tenia toda adentro, la sentia enorme, me tocaba el vientre buscandola, me demoré sintiendo como latia dentro mio, le di el momento preciso, la cuenta de diez en una pelea de box. Tras la cuenta reaccionó más vigoroso. Asi como le tenia atrapado no podia moverse asi que me empujó hacia adelante y bombeó desesperadamente. Escuché sus aullidos mientras disfrutaba viendo caer leches de distinto color.
Fue en vano que me explicaras que tus amigos habian quedado enloquecidos, porque de eso estaba seguro, lo que no termino de entenderte Rodri,  es porque dices que eran tres...