martes, 25 de enero de 2011

Lo cogió por la oreja...

Lo cogió por la oreja...


lo acomodó contra la pared...



y contó con su mano cada una de las veinticuatro vértebras y ya en el coxis encontró sus carnes blandas.
Para él no sólo eran sus carnes blandas sino también su lado flaco.
Allí ponia en femenino lo que la naturaleza había incrustado en su frontis.
Allí donde su mirada no llegaba y su moralina miraba para otro lado.
Ella agarró aquellos cachetes como si fueran dos tetas, las movía, y las mordía.



Las separó y develó su secreto. Detras de aquellas redondas tetas un apretado orificio apareció.
No! apuró.
Ella no le creyó, y abriendo los glúteos lo escupió.
El se mordia. En su mente luchaban los caballeros moralejos y las féminas pervertidoras, su temor a pecar y el pecado en puerta.
Por favor no, ya en tono de súplica.
Pero ella, que no tenia cuestionamientos de ningún órden, buscó, segura, vulnerar la frágil resistencia, introdujo un dedo, produjo un quejido, se metió en él con su permiso, le motivó su falta de carácter y aprovechó.
Ella lo deseaba como esclavillo, asi que el segundo dedo fue decisivo, a todo o nada se dijo, y hundió el puño en las nalgas hasta que los nudillos hicieron tope en el borde del ano.
El ya no pensaba, sólo gozaba, disfrutaba como perra caliente aquella introducción oportuna, sentía los masajes de sus dedos en la prostata y como un reflejo natural apretaba con el esfinter a su visitante.
Esperá, le dijo y fue hasta la cama a ponerse en cuatro patas con la cabeza entre sus brazos (tal vez para que su moralina no le viera) y su cola apuntando al cielo.



Ella viendo su entrega, le abrió el ano con dos dedos y lo bautizó.
De entre sus piernas liberó un líquido amarillento con el cual bañó a su nuevo ciervo y por último se acercó y le embocó su chorro bendito, justo ahí donde el podía guardarlo.

domingo, 23 de enero de 2011

Extasis

Sólo tu leche caliente,
sólo tus espasmos,
sólo esos borbotones de tu lava,
sólo el delirio en tu cara y la explosión en tus genitales,
sólo tu embestida última y profunda.
Aunque para ello deba atravezar el infierno más divino,
desde que me desvistes,
me hueles,
acaricias,
lames,
dilatas,
erogenas mis límites,
vulneras mis resistencias y...
me sometes a tu placer,
a tu fuerza,
a tu animal natural.
Sólo tu leche caliente,
sólo tus espasmos,
sólo esos borbotones de tu lava,
sólo el delirio en tu cara y la explosión en tus genitales,
sólo tu embestida última y profunda,
deseo.

domingo, 2 de enero de 2011

Sarna con gusto no pica (Continuación de Coherencia)

Yo me sentia amigo de Javier, asi que mi confusión era enorme y decidí hablarlo con ambos.
Javier sorprendido enmudeció y Celeste tomó la posta y explicó, a pesar de mi enojo, que lo que ellos hacian nada tenia que ver con el amor. Javier, nervioso, se frotaba los genitales y Celeste cariñosa me tomó de la mano.
Pero... no hay peros, e intercambiaron miradas, ...además Javier está de novio.
Pero... no insistas, y se enojaba. Fui yo quien te invitó a espiarnos, ya ves que no hay engaño.
Pero... además a vos no te gusta el sexo anal...
Pero... mirá, Javier es testigo, soy virgen para y por... vos
Pero... y sin dudar, y mirandolo a Javier, se quitó su bombacha...
 
 y me la aplastó en la trompa para que la oliera.
Nada me exitaba más que aquel pedazo de trapo mojado y oloroso.
Untó su dedo con sus mieles vaginales y me lo dió a probar.
Javier entre horrorizado y distraido.
Por tierra con mis absurdos celos y terminamos haciendo un 69 escandaloso. Mi cara bañada en su concha y ella atragantada con mis leches.
 
 Javier esta vez era el espectador, miraba y se refregaba...
Recuerdo que aquella primera situación me dolió. En mi cabeza sonaban sus gemidos y en mi retina habían quedado fotografiados aquellos huevos sin pija. Digo sin pija, porque se la había metido hasta la base.
A partir de allí comencé a ser más astuto y cada vez que haciamos un 69, yo miraba bien el ano de Celeste y habia días que lo tenia bastante dilatado y enrojecido. Como explotado.
Hoy vino Javier, le decia.
Si como sabes?
Porque me doy cuenta...
 
 También me percaté que esos días su bombacha tenía otro aroma, como un olor más ácido, y que su vocación por hacer el 69 aumentaba, tal vez gozaba exponiendo las evidencias ante mis narices, y yo miraba...y olia.
Adoraba saborear mi leche, sacaba su lengua para convidarme y terminabamos con tremendos besos de lengua.
Debo confesar que Celeste me tenia mucha paciencia porque mis quejas contra Javier se repetian y ella trataba de calmarme haciendome cómplice de sus aventuras.
Así presencié como la exploraba con sus dedos...,
 
 como le rompia el orto cuatrocientas veces,
 
 como le llenaba el culo de leche,
 
 como ella gozaba con esa verga dentro suyo,
 
 como bailaban los huevos de Javier, como fruncia su ojete cada vez que eyaculaba, como quedaba enrojecida mi verga despues de cada sesión.
Claro, Javier sabía que era espiado, entonces se preocupaba por mostrarse como un niño hábil, pero no lo era,  Celeste tenia que masajearlo para que se le parara,
 
 tenia que agarrarle la pija e introducirla ella misma,
 
 aunque él a veces la paraba frente a la puerta y masajeaba sus labios,
 
 le dilataba el orto con besos negros,
 
 se hacia chupar la verga en mis fauces,
 
 le metia los dedos... que cosa más ridícula, la cogia de parado, aunque Celeste le llamara "penetrar",
 
 la cogia en cuatro patas,
 
 la daba vuelta y la ponia con la concha abierta para que yo la observara,
 
 un día le pidió que meara... si no lo veo, no lo creo, mi pequeña Celeste orinandosé encima, que asco...
 
 Eso si, nunca la penetró vaginalmente, es más siempre preferia acabarle dentro del culo y mostrarme la leche caliente.
 
 Recuerdo una vez le acabó tres veces sin sacarla y la leche era tanta que chorreaba por sus huevos.
 
 Pero despues no se le paraba bien, y Celeste tuvo que chuparsela para lograr una nueva erección.
 
 Ese día usaron una copa para el semen.
 
 Claro, habia veces que Celeste no se podía sentar jajaja
 
 Ella me mostraba como le había dejado el culo y yo me hacia el indiferente: sarna con gusto no pica.
Tambien pertenecen a estos recuerdos las siguientes imagenes...

Metemela más adentro...
Un poco de leche caliente...

y sarna con gusto no pica...