...apoyaste la cabeza enrojecida en la puerta
hice fuerza para abrirla
entraste empujando levemente
no habias atravezado todavia el portal
cuando sentí tu gemido de placer
derramaste la leche caliente
y me quedé esperando...
como lamentando tanta premura
busqué tus genitales y los apreté
tomaste mi cintura y metiste todo el cuerpo
pensé que era el final, y sin embargo...
batiste la leche hasta sacar espuma
roja nuevamente tu cabeza
roja ahora la puerta abierta
entraste hasta la habitación del placer
provocaste esa sensación de dolor-goce
de entrega sin control
de violencia sin violentos
de sentirme anfitrión
y vos a gusto en mi casa
varias veces me serviste leche
y muchas más batiste buscando espuma
te retiras tarde y cansado
más pequeño, menos rojo
la enrojecida puerta permanece abierta,
como para despedirte y luego, de a poco,
se va cerrando...
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Amo tu pluma tu dicción tu detallista descripción de nuestras vidas
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