domingo, 29 de noviembre de 2009
Tu huella
Y hoy ya me levanté con ganas...
Estuve soñando que un turco mugroso, con gruesos bigotes, me ponia contra la pared, me bajaba los jeans de una, sin desprenderlos, y me lamia el culo, más que el culo, lamia el espacio entre el culo y los huevos, como buscando una concha.
Ese cerdo en mi sueño me motivó.
Me desperté con la pija al palo.
¡Que ganas de pajearme!
Pero no, decidí ir a conocer a Antonella.
Me afeité prolijamente, unos buenos masajes prostáticos con la lluvia del bidet, de esos que dan ganas de quedarse..., y que limpian bien mi ano e intestino, una ducha caliente y a buscar aquel teléfono.
Fui a la hora pactada y me recibió con poca luz, un cuarto pequeño donde una cama reinaba, y ella alta, grandota, me atajó con un beso en los labios
"HolaBB" resegura
"Hola" titubeando
Mis ojos la recorrian, exuberante, con una tanga y corpiño, sin maquillaje.
Fue al baño y volvió rápidamente. Le pedí pasar al baño, a pesar que me sabía bien limpio, pero lo hago para que la otra persona se sienta más cómoda.
Me enjuagué y salí al foro...
Me quitó los pantalones mientras me hablaba, me puso de espaldas y buscó el roce con mi cola, me hablaba al oido.
Me molestaba el slip y me desnudé por completo, al igual que ella.
UAU que fue eso entre sus piernas.
Ni tiempo tuve de reaccionar cuando mi boca ya lo estaba probando.
Por vez primera una pija sin forro en mi boca.
La agarré con la derecha y la mamé bien, quería ponersela bien dura, y así fue.
Me hablaba, yo estaba en otro mundo, pero seguia hablando.
Suavemente me dijo que me pusiera en cuatro en la cama, eso si lo escuché, me interesaba y ya había notado las venas de su pijota que parecian estallar.
Sin más dilatación que mi imprudencia por prestarme a esa posición tan vulnerable, fue introduciendo su lanza en mi y recayendo con todo su peso sobre mis rodillas. No levantes la cola que te va a doler, me dijo, y sin más me dejé llevar.
Me cogió, me dolió, me gustó.
Busque con mi cabeza girada hacia atras poder ver y me penetró la boca con su lengua.
Me cogió, me dolió, me gustó.
Era enorme aquella cosa en mi culo, que iba y venia, eran geniales sus besos de lengua llevando un poco de distracción sobre mis partes más afectadas.
Me cogió, me dolió, me gustó.
Su peso era tal que no podia moverme, y sentía en su glande la concentración de sus kilos.
Me cogió, me dolió, me gustó.
Gemia a mi oido, quedate quietito...y metia así...
Me cogió, me dolió, me gustó.
Le pedí cambiar de posición, me senté sobre ella de frente y busqué con su pija en mi mano, el sufrido esfinter que para esta altura ya estaba super abierto.
No dejó ni acomadarme que empezó a golpear con su pelvis mis gluteos para lograr meterlo.
Mi cabeza se inclinó bruscamente hacia atras como jinete de un caballo dislocado.
Me cogió, me dolió, me gustó.
Con esa enorme pija cogiendome, su lengua en mi boca y la prisa de mis leches que no pudieron esperar para derramarse en su pecho.
Me cogió, me dolió, me gustó.
Era tal esa poronga que mientras acababa mi esfinter no se contraia, no podia.
Me cogió, me dolió, me gustó.
La saqué despacito de mi ano, me limpié y me quedé un rato a descansar.
Hablamos y esta vez la escuchaba.
Hablamos y me pareció una persona agradable, ubicada, con sueños de ser actriz, con vida, con ganas.
Sólo en mi casa, me dí cuenta que Antonella había dejado una huella en mi.
Cerca del esfinter anal encontré un grano que dolía. Una hernia.
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Lástima! Con lo bonito que quedaba... una hernia!
ResponderEliminarHermoso relato... la hernia que tuve es un trofeo a mi afán de hacer un ano un perfecto sumiso
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